Cuando la compramos en Bicicletas Prieto, lo primero que hicimos fue subirla en el coche y llevarla al pueblo. Al llegar a La Yesa la montamos y fui pedaleando hasta El Collado, había que estrenarla. Con ella he dado varias 'vueltas a rusia' (no se porque pero le llaman así a dar la vuelta Alpuente-Aras-Titaguas), he bajado a Arcos de las Salinas, Alpuente, Titaguas... pero sobre todo por donde mas rodó fue por los caminos del Collado, El Hontanar, La Torre, barranco Losar, Mardelices, pista de La Mina, Vizcota, Collao Plano,... la verdad es que para lo jóvenes que éramos aun hacíamos kilómetros. Lo malo eran las circunstancias, éramos adolescentes y no nos cuidábamos, hubieron muchas noches de acostarme a las tantas de la madrugada, cargadito de alcohol o lo que fuera y al día siguiente a las diez de la mañana o a las cuatro de la tarde a pegarme la sesión bajo un sol de agosto, con ese característico pinchazo en la cabeza de la resaca. Pensaba que con estas panzas a bici se me iba a curar todo el mal que me hacía por las noches. No fueron ni una ni dos veces, era bastante general hacer esto, nunca he dormido bien los días que he salido de fiesta, me levantaba pronto y como los colegas dormían yo me iba en bici, alguna vez arrastré a Michel conmigo, otras veces nos íbamos a Alpuente el domingo por la tarde, depués de comer (15:30h), a ver el partido o a la piscina. También nos conometrábamos el tiempo que nos costaba subir del Hontanar al Collado, no importaba cuanto lo bajara yo, Michel siempre lo acaba bajando todavía mas, como decía Jose Carlos era 'la Gran Esperanza Blanca' (imagino que sacado de alguna película de boxeo) es justo decir que el iba en una flaca. Lo de los sábados y domingos por la tarde en el Poli de Alpuente era curioso, nos juntábamos todos los que habíamos estado en 'el baile' la noche anterior a ver el partido del campeonato, la mayoría iban en moto y nosotros con nuestras bicis. Una vez que arrastré a Michel a dar 'la vuelta a rusia' fue después de estar una noche hasta las tantas hablando, fumando y bebiendo en el horno con unos amigos, entre los que se encontraba Blas, quien diría que unos quince años despues de esto, íbamos a pedalear juntos por los montes de Tuéjar por pura casualidad y que al final fuéramos compañeros de club.
Recuerdo un día que Toni se quedó sin bici porque había rajado la cubierta, le dejó un tío suyo una bici de aluminio para ir a Aras a comprar una cubierta nueva. Era gris aluminio con unos tubos gordísimos, recuerdo que el tío de Toni ya nos contó que la horquilla la había cambiado y que había tardado mucho porque la nueva venía de USA y que la potencia también la había cambiado por una mas resistente, hablaba el lenguaje que utilizamos nosotros ahora, nosotros entonces no nos enterábamos de la mitad, solamente decíamos '¡qué maquina!', no hacía falta entender mucho, se veía que eso era otra cosa distinta a lo que llevábamos nosotros, madre mía si alguien nos hubiera contado lo que nos acabaríamos gastando en una bici, yo creo que se nos quedó grabada aquella bici en la retina y nuestro fin en el ciclismo ha sido encontrar algo similar (o mejor claro).
Al cabo de los años me bajé la bici a Valencia, me compré un casco y la utilizaba básicamente para ir a ver a Bea o para hacer recados. Aunque también hice alguna salidita 'seria', con ella subí a Serra, a Olocau, un par de veces la cargué en el AX y me subí a Serra para hacer caminos, pero como no conocía nada acababa dando una vuelta por la carretera y para casa. La metamorfosis de hombre a 'globero' vino cuando llevé la bici de casa de mis padres en Valencia a mi casa en Bétera (pedaleando claro), a partir de ahí es cuando empecé a subir a Portaceli bastante a menudo. Un día, en el portal de casa, me crucé con un vecino que también venía en bici, no nos conocíamos pero hablamos un ratillo del tema, y quedamos en que algún día saldríamos juntos, ahí empezó mi amistad con Luis Miguel, el me enseñó el camino a la Sierra Calderona, pero esto fue con una máquina distinta y por lo tanto es otra historia.