miércoles, 10 de noviembre de 2010

Regreso a la máquina maldita.

El martes amaneció lloviendo y yo quería dar pedales, no tardó en parar y salir el sol, pero el asfalto estaba ya muy mojado, además comenzó a hacer un viento cada vez mas fuerte, aguanté un par de horitas con los quehaceres de la casa, a ver si había suerte y cambiaba el panorama, pero no fue así y yo quería dar pedales.

Bajo al trastero y cojo la flaquita, a pesar de tener la rueda delantera trincada, está en plenas condiciones para montarla en la máquina maldita, meto presión a la trasera, hasta 100 psi, subimos a casa, despliego el aislante, coloco la máquina, monto la bici, apreto la palomilla, coloco la delantera en su soporte y le encaro el ventilador. Pongo a su alrededor, siempre a mano, la botella de agua, el teléfono móvil, la toalla y todos los mandos de la televisión. Me visto, hoy la camiseta técnica sustituye al maillot y no llevo casco.

Me subo y comienza 'la fiesta' quiero rodar por lo menos una hora. Enciendo la tele, pongo un capítulo de una serie, ajusto el volumen mas alto de lo habitual, el rodillo, a pesar de lo que reza en sus instrucciones, hace ruido. Caliento, voy a hacer el ejercicio a bajas pulsaciones, aun así me cuesta alcanzarlas mas de lo que me cuesta en el camino, poco a poco supero el umbral, alguna oscilación y ya esto ahí. Sudo, me seco en la toalla, bebo agua a menudo, se hace pesado, es mas entretenido haciendo cambios de ritmo, pero ahora no toca. Al cabo de una hora comienzo a notar el cansancio, este me hace perder la concentración y las pulsaciones tienden a bajar del umbral, cuando el pulsómetro me avisa aprieto en exceso, patina la rueda en el rodillo y suben mas de lo debido, me concentro y las estabilizo, hasta la próxima que bajen. A pesar de todo y gracias al apoyo logístico de Bea, al final puedo hacer hora y media.

Otro día mas, lo que no se es cuando será, espero que tarde, no quiero cogerle mas manía de la que ya le tengo a la máquina maldita. Recojo, me ducho, como rápido, bajo la bici y a trabajar. A pesar de haber sido en la máquina maldita, las endorfinas hacen su trabajo, me siento bien.

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