miércoles, 6 de julio de 2016

La Pyrénéenne 2016

Tras dos noches durmiendo medianamente bien (de las anteriores al viaje no puedo decir lo mismo) no hace falta que suene el despertador, todo preparado para invertir el menos tiempo posible, el desayuno como siempre es el de los campeones... pan, jamón york, zumo, galletas integrales y café con leche. A pesar de que pinta mal, me encomiendo al hombre del tiempo que decía lo contrario, y me visto de verano pero con el chubasquero hasta la salida, desmonto los cristales para días nublados y monto los normales 'alea iacta est'.


El horario del garaje de bicis en el hotel me condiciona, llego muy justo a la salida, aun así me pongo en primera fila, busco con la vista a Jesús, con quien compartí ascenso de Aspin y Tourmalet hace dos años, pero no le veo, el asfalto está encharcado, hay niebla pero por suerte no hace frío, salimos.


Si normalmente entre tanta gente no me encuentro cómodo, con agua menos, me saluda Jesús ‘¡qué alegría!’, entre las bicis y el agua no me atrevo a soltar el manillar para darle la mano, cruzamos varias palabras y ‘al lío’, me voy quedando atrás, demasiado atrás, hasta el ascenso a la primera cota, donde voy remontando puestos, Jesús me sirve de referencia, en las bajadas como ya se ha estirado la carrera, a pesar del agua me encuentro más cómodo, volvemos a Bagneres de Bigorre, en un giro de noventa grados el de mi izquierda tiene que sacar el pie para no irse al suelo, pequeño susto, oigo a Bea gritar ‘¡despacio!’ (ha visto un par de caídas) pero no la veo.


Aquí ya está más o menos perfilado el pelotón, no recuerdo si alcanzamos a más ciclistas o si nos alcanzaron, el caso es que ya éramos un buen grupo rumbo al Tourmalet, veo a Jesús tirando del grupo, no tardo en acercarme, en el llano doy algún relevo, en las ascensiones se suele poner él delante, se produce algún ataque al que salgo a neutralizar, cuando parece que las cotas se han acabado, Jesús y yo dentro del grupo nos contamos aventuras varias, poco antes de Lourdes, al salir de una rotonda de golpe el asfalto está seco, escucho con acento francés ‘¡seco, seco!’, en el grupo cambian los ánimos, llegamos a Argelés-Gazost y de ahí a las galerías junto al río, donde los dos franceses que iban delante se giran, gritan palabras y hacen gestos que no entiendo, pero que claramente significan ‘ahora que tire otro’, Jesús se pone a la cabeza, le doy algún relevo, al final le digo que no se caliente que queda mucho, que se ponga a mi rueda, creo recordar que de aquí hasta Luz ya no me quité, me comentan por detrás que la moto dice que vamos a 5 minutos de la cabeza (poco me parece), y hago el chiste tonto del día ‘pues ya sabéis… poneros a arrear que si no ya no gano’.


Comenzamos la ascensión al Tourmalet, yo con buenas sensaciones, bien de pulso y como de momento nadie me da ningún manotazo sigo a la cabeza del grupo, todavía recuerdo el año pasado que intentando coger al grupo que iba por delante sufrí lo que no está en los escritos, en Barègues se pone uno delante, me fijo en la bici, una preciosidad de Ti montada con muy buen gusto, vuelvo a ponerme delante, no tardará en darme un relevo Sergio un vasco con mucho gas, a relevos seguimos, miro hacia atrás y veo al grupo en fila india con bastantes bajas, no veo a Jesús, el fin de fiesta corre a cargo de Sergio, ya no voy tan fresco, oigo los gritos de Bea desde arriba, ‘ya queda poco’, saludo con la mano, miro hacia atrás y solo veo a José Luis otro compañero cántabro con un motor turbo diésel de muchos caballos, así los tres llegamos a la cima de la ‘montaña del mal regreso’. Allí me espera Bea haciéndome fotos, me pregunta ‘¿el bidón de agua o de isotónica?’, mientras voy tirando los vacíos le digo ‘los dos’.


No paro en el avituallamiento pues llevo comida para toda la carrera y así compenso la pérdida en la bajada, intento seguir a Sergio pero me desanimo cuando yendo rápido veo que se suelta de manos cuando a mí me viene justito mantener la velocidad, me pasan unos cuantos misiles, hasta La Mongie mantengo el tipo y no pierdo mucho, pero a partir de aquí, en las galerías y zonas sombrías el asfalto está mojado y la visibilidad es reducida por los cambios de luz, bajo el ritmo y ahora sí, comienzo a perder demasiados metros aunque ningún puesto más.

Tras el desvío a Sarrat de Bon veo que José Luis me pisa los talones y no tarda en alcanzarme, por  preciosos parajes y duras rampas juntos alcanzamos a algún que otro participante, bajamos al Lac de Payolle junto a un francés, los tres comenzamos la ascensión a L’Hourquette d’Ancizan con José Luis se hace mucho más llevadera, el francés se acaba quedando, el entorno es una pasada, en el inicio enormes pinos dan paso a verdes laderas, plagadas de vacas, caballos y auto caravanas, ‘allez-allez’. Coronamos, le digo a José Luis que yo no paro, llevo comida y bebida y que no tendrá muchos problemas para cogerme en la bajada, me ‘lanzo’, tras un rato me pasa el francés como un rayo, veo a otro delante, el francés le adelanta pero yo no consigo alcanzarle, cuando llego abajo no tardo en darles alcance, cuando lo hago oigo que le dice uno al otro algo de lo que solo entiendo ‘españolo’ e inmediatamente se meten los dos detrás de mí ‘pues lo tenéis claro si pensáis que os voy a llevar yo solo’ y al rato comienzo a pedir relevos, los cuales solo me daba el de blanco y muy cortos, así llegamos a Saint Lary-Soulan. Pasamos de largo en el avituallamiento, salimos del pueblo y diviso a un par de participantes, me coloco delante, aprieto y les cogemos, cuando veo que nadie quiere dar la cara, empiezo a hacer gestos con el brazo para ir a relevos en círculo, consigo organizarlos a todos y vamos rodando a la vez que voy alentando al personal, vamos ágiles sin mucho desgaste, en alguna rampa que nos encontramos me quedo yo delante, pero tras rebasarla comenzamos de nuevo con los relevos, casi en Arreau nos alcanza el grupo en el que venía José Luis y me dice que si no es por un francés que va con mochila no nos cogen, dice que se ha puesto el cuchillo en la boca y a arreones los ha traído hasta nosotros. Vamos a la cabeza hasta el comienzo del Col d’Aspin.


El de la mochila no tarda en atacar y se va él solo, aunque no se queda a más de veinte o treinta metros, al resto los llevo detrás, al rato me dice José Luis ‘me he hecho un lío buscando un gel y estos ni se han inmutado, he tenido que apretar para cogerte’ y efectivamente me giro y veo que José Luis me había cogido pero que el resto se habían quedado atrás. Con mas de 160 Km en las piernas, bajo un solo que caía aplomo, a buen ritmo y contando alguna batalla vamos ascendiendo metros, hasta que a unos 5 Km de coronar, tras ponerme a rueda de José Luis para que (creo recordar) un coche nos adelantara, me vino a visitar ‘Mesié Massó’, de repente se me hacía un mundo llegar al paso de montaña que más arriba se veía, y más aun al ritmo que el cántabro estaba poniendo, lo intentaba pero no podía, de golpe hacía mucho calor, aguanto pero pienso ‘Juan si sigues así explotas’ así que le digo que haga marcha, que en la meta nos vemos, se va unos metros y le vuelvo a coger rueda pero no puedo, lentamente veo como va avanzando unos metros imposibles de salvar, al rato me alcanza el francés de blanco, el que me dio los relevos hasta Saint Lary-Soulan, saco fuerzas de flaqueza pero no soy capaz de ir con él más que unos metros, pasa otro rato y me alcanza un inglés sin dorsal, a su rueda dos franceses, uno el que no daba relevos y el otro uno de los que alcanzamos al salir de Saint Lary-Soulan, intento seguirles pero no hay gas. En modo autoprotección no les pierdo de vista, corono cerca de ellos, aunque las piernas no iban la cabeza si, bajo bien, lo suficiente para que no me de alcance nadie y en el giro hacia el Lac de Payolle rebaso a uno, todavía queda una buena cota que superar, me vacío para no llevármelo conmigo, otro giro y al fondo la meta, oigo a Bea pero no la veo, me pongo de pie para la foto y se acabó. 




Viene Bea corriendo, la abrazo nos besamos, ya está, otro año más. Me hace una foto con José Luis, con Sergio, los tres y le pide a Sergio que nos haga una a ella y a mí, que ella nunca sale, que buena es, si no fuera por ella… 



Me acuerdo de Jesús que se quedó por el camino, me gustaría tomar una cerveza con él pero ahora toca correr, ‘no hay duchas’ ,‘¿cómo?’, ‘no hay duchas… y el coche está a tomar viento’, ‘vamos pues’, hablamos con el hotel de Saint Lary-Soulan, ‘me puedo duchar en la piscina, menos mal’, no nos quedamos ni a comer, en la nevera llevo arreglo para una buena recarga de hidratos, plátano, zumo, dátiles, ciruelas pasas, orejones… eso y un buen batido isotónico, con vitaminas, minerales y aminoácidos esenciales, en cantidad suficiente para dos horas, después una barrita de las buenas… bocata de jamón y queso ‘para que más’. Todo en el coche porque los niños y los abuelos nos esperan en casa, qué gran alegría verlos venir corriendo para darnos un fuerte abrazo al entrar en casa.



La tercera Pyrenneene y el tercer diploma de oro, 180 Kilómetros con 4100 metros de ascensión acumulada en 6:41 según la organización (el Garmin dice que algo más), posición 48 de la general y 17 de mi categoría, muy buen resultado para un mortal que tiene que sacar los minutos de donde no los hay para poder entrenar. El viernes los corredores del Tour, igual que nosotros, tras afrontar el Col d’Aspin finalizarán en el Lac de Payolle y el sábado tendrán que superar Tourmalet, L’hourquette d’Ancizan (como nosotros), Val Louron-Azet (que lo subí el viernes) y Peyresourde (que no subí porque se nos hacía tarde), venir con la bicicleta a los Hautes Pyrennes es un lujo y con una jefa de equipo como Bea un lujazo nivel superior y aunque el año que viene me había planteado un nuevo reto, tal vez repitamos… Todavía tenemos pendiente subir al Pic du Midi.


2 comentarios:

  1. enhorabuena por la cronica. Tengo ganas de ir .
    Echale un vistazo a mi blog cuando puedas www.jandrocandas.com

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  2. enhorabuena por la cronica. Tengo ganas de ir .
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